Sus padres los traen a Babysapien con 15 meses de edad con el deseo de que sus hijos estén preparados para el aprendizaje y para la vida. 

Como aún no han cumplido el año y medio les corresponde comenzar por el nivel II (son 50 lecciones de 20 minutos cada una). 

Primero hacemos la entrevista sobre la historia de cada niño y después se imparte el método Babysapien de modo individual, con la presencia en sesión, unos días de la madre y otros del padre. Como son 2 niños y las clases son individuales mientras que un bebé está en sesión el otro permanece con otra persona (papá/mamá/cuidadora,...) en la sala de espera. 

Acuden a Babysapien durante una temporada larga 2 veces a la semana realizando 2 lecciones por alumno cada vez y el resto del tiempo una vez a la semana también con 2 lecciones/alumno cada vez.

Cuando terminaron el nivel II sus padres decidieron que también hicieran el nivel III donde cada lección dura 15 minutos. 

Una vez terminados ambos niveles su madre escribe para Babysapien:

"Conocimos el método Babysapien a través de una entrevista que le hicieron a Marta Eugenia Rodríguez de la Torre (creadora de Babysapien) en televisión. A partir de ese momento nos informamos y valoramos muy positivamente que a diferencia de otros métodos, éste era el que buscaba un desarrollo más integral, más completo de las capacidades de los niños.

Somos padres de mellizos, Rodrigo y Carolina, ahora tienen 2 años y los dos han hecho los niveles II y III. Estamos muy contentos con la evolución de ambos. Siempre hemos notado un cambio importante, cuando se van acercando hacia la mitad de las sesiones de cada nivel.

 Los beneficios que hemos observado en los niños al realizar este método de estimulación son: están más receptivos y centrados, muestran mayor interés por todo lo que les rodea, están más participativos. En definitiva, se les ha ido viendo cada vez más vivos y atentos.

La verdad es que algunas veces nos hemos quedado muy sorprendidos por las cosas que ha dicho, sobre todo Rodrigo. Al tocar una esponja seca, dijo: "Mamá, está áspera". Al pisar sobre una plancha metálica en la calle, dijo: "Es de metal como la cuchara." Un día en casa miró la lámpara y dijo: "Papá, la lámpara es blanca como la leche". Y todo esto lo dice un niño que acaba de cumplir 2 añitos.

En cambio a Carolina, el cambio se le ha notado más en su comportamiento: protesta menos cuando no atiendes a sus demandas, es menos exigente, está más atenta y entiende todo lo que le dices."